Padres gigantes

Este camino significa tanto para mí que cuando me detengo a pensarlo se me hace un nudo en la garganta.
No importa cuántas veces lo pase de ida, la vuelta ya queda planeada en mi corazón.
¡Cómo no si tomarlo de vuelta es volver a mi familia, a mis raíces, a donde me siento más segura, a donde aprendí a querer mucho, a leer y a escribir, a donde niña Elieth me enseñó los puntos cardinales y el único lugar del universo donde los ubico de inmediato!
Yo sé que el mundo es grande y tiene mucho que ofrecer, pero yo sigo extrañando sentirme vigilada por higuerones gigantes en invierno y por montañas verdedoradas en verano.
La vida es así y tiene esa manera mágica de ir mostrando el valor incalculable de lo que no tiene replica posible.
Sin duda alguna el pueblo donde crecí será un trozo de mi alma por la eternidad y la oportunidad de volver, de los mayores reales lujos en mi vida entera.
Bendita sea su gente, su tierra y su sustento y gracias infinitas por recibirme cada vez, una cosa más que nunca podré pagar.
Con amor,
Carolina.
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