Qué arma tan de doble filo es un teléfono inteligente en nuestras manos, puede construir o destruir fácilmente, puede ahorrarnos tiempo o tragárselo sin darnos cuenta.  Muchos, y me incluyo, a menudo no tenemos tiempo, pero ¿cuánto se nos va viendo una pantalla?  Estamos en la era donde corremos el enorme riesgo de creer que si lo publicamos existe, si no quedó disminuido, ¿qué valor le damos a nuestra privacidad?  El ruido de las redes sociales está muy lejano de nuestras almas, no caigamos en el error, vivamos el amor, la paz, la felicidad, la familia, la amistad.  Que lo publiquemos o no, es asunto aparte, primero asegurémonos de vivir, de grabar en nuestra alma, después si queda tiempo y aporta algo, pues se publica a gusto de cada quien.  La felicidad verdadera llega de una mente en silencio, que dé espacio a experimentar la realidad, no de las historias de una pantalla que al final no son más que una versión reducida en bits de la belleza real a nuestro alrededo P.D. En la foto

   Amelí, no sé ni por dónde empezar con vos, bueno puede ser por el inicio: mi hermana te consiguió para su hija, cuando ellas vivían en casa de mis papás, recuerdo con ternura a mi sobrinita poniéndote vestidos de vuelos cuando estabas cachorra.  Venías de las cotizadas camadas de mi tío Armando, que con una mística realmente increíble, salida de lo normal, se dedica a cuidar cada detalle de los partos de sus perritas.  Cuando tus primeras dueñas se pasaron a otra casa te quedaste con mis papás, quienes a su manera, sin mucho lujo, pero con calor humano y constancia, te cuidaron, como a todos los que nos arrimamos a esa sombra fresca de mis dos robles eternos, mis papás.  Ya estás viejita y ocupás atenciones especiales, entonces tomamos la decisión familiar de que te vinieras a mi apartamento.  Cómo es la vida, como Dios tiene maneras increíbles de hacernos felices.  Sos un pedacito de todo lo que más amo en el mundo, que me traje al día día de mi vida, y ahora me persigue del cuarto

 El mar es como la vida, si cruzo la parte picada, dónde las olas revientan, con una actitud de disciplina, diciéndome: ((¨siga a huevo¨))  de fijo logro llegar al otro lado, pero mareada y con naúseas, como la niña temerosa al mar, que la llevaban a Quepos 2 veces al año, que llevo en el fondo.  Eso es algo que no pude resolver con ninguna técnica conocida, una sóla cosa me sirvió para resolverlo y la verdad no lo puedo ni explicar a nivel físico, sólo mental.  En lugar de pensar en las olas como algo que tengo que resistir, me permití sentirlas y dejarlas ser, sin soltar la claridad de la meta.  Últimamente incluso mientras atravieso esa parte picada, canto como los Beatles: ¨When I find myself in times of trouble, Mother Mary comes to me, speaking words of wisdom, let it be, let it be, let it be¨.  Y magia, llego al otro lado mucho menos cansada, feliz y sin náusea.  Y me digo: A mí el mar me habla de Dios. Con amor, Carolina. #diosesbueno #vidaplena #fulllife #beach #beachlifestyle

Este camino significa tanto para mí que cuando me detengo a pensarlo se me hace un nudo en la garganta. No importa cuántas veces lo pase de ida, la vuelta ya queda planeada en mi corazón. ¡Cómo no si tomarlo de vuelta es volver a mi familia, a mis raíces, a donde me siento más segura, a donde aprendí a querer mucho, a leer y a escribir, a donde niña Elieth me enseñó los puntos cardinales y el único lugar del universo donde los ubico de inmediato! Yo sé que el mundo es grande y tiene mucho que ofrecer, pero yo sigo extrañando sentirme vigilada por higuerones gigantes en invierno y por montañas verdedoradas en verano. La vida es así y tiene esa manera mágica de ir mostrando el valor incalculable de lo que no tiene replica posible. Sin duda alguna el pueblo donde crecí será un trozo de mi alma por la eternidad y la oportunidad de volver, de los mayores reales lujos en mi vida entera. Bendita sea su gente, su tierra y su sustento y gracias infinitas por recibirme cada vez, una cosa más que

  Mi hadita quinceañera, cuántos sentimientos me inundan al pensar que ya son quince años de que naciste y nos cambiaste para siempre la vida con ternura y magia.  Desde muy niña eras profunda y reflexiva, interpretabas canciones con letras penetrantes y las enmarcabas en tu mundo, ahora sos una señorita sensible y mesurada, que lee los mismos libros que yo y los encuentra interesantes.  Siempre he sospechado que eso a la vez de que enriquece tu mundo y el de todos a tu alrededor, te ha hecho sentir extraña y aislada en ocasiones.  Lo sospecho porque en mucho de vos me veo reflejada a mí, y ese es sin duda de mis más preciosos regalos.  Acá tenés a una tía que te ama con locura, y que siempre va a estar para vos.  Te llevo años y con ellos paraísos y pantanos, que quiero que vivás con mayor libertad y sabiduría que yo.  Te deseo una vida despeinada y más feliz que sonriente.  Por sobre todas las cosas confía plenamente en quien te talló con amor infinito.  Confía, confía y confía, Él v

  En verdad creo que este tiempo de reto mundial es a la vez un momento de gran oportunidad para Costa Rica.  Hemos sido conocidos por ser una comunidad pacífica y solidaria, pero también hemos pasado desapercibidos.  A cuántos les ha pasado como a mí, que les preguntan si en Costa Rica hay universidades, o que los presentan como provenientes de Puerto Rico una y otra vez a pesar de la constante corrección: no es Puerto Rico, ¡yo soy de Costa Rica, Costa Rica!  Viene la pandemia y les deja claro a ese puño de ignorantes que pensaban casi que andábamos en taparrabo que la realidad es bien distinta, y este pueblo es bastante más educado que cualquiera que se atreva a preguntar si aquí tenemos universidades, porque a nosotros la niña nos enseñó a usar el mapamundi y a conocer lo básico de las idiosincrasias extranjeras.  De alguna manera esta situación nos dio visibilidad como un pueblo educado, con prácticas en salud y democracia algo sofisticadas.  Percibo que eso d

Perdón el francés pero deme un toque, me lo estoy imaginando o, ¿no sólo el pánico es colectivo en este momento? También hay silencio fértil colectivo. También hay charlas alargadas para las que antes no había tiempo colectivas, ¿o no? Nuevas miradas y actos cómplices, valoración de lo simple colectivo. También hay sanadora contemplación de la naturaleza, al menos más colectiva que antes. Juegos, canciones, adivinanzas y risas familiares. Bebés que bailan, niños que tienen miedo y sus familiares al fin están ahí para darse cuenta, colectivos también. Llorar por sentir el amor profundo de los que a pesar de todo siguen ahí. Momentos de oración sincera. Apreciación de una vida sencilla pero en paz. Rodillas que al fin tocaron el piso y dejaron de cubrir su vulnerabilidad en orgullo. Tiempo para notar que tu mascota es más intuitiva que vos. Llamados a la conciencia y la caridad. Libros retomados. De todo eso hay colectivo también, ¿o

 En este momento de mi vida no podría escribir genuinamente de otra cosa que no sea del revoltijo de sentimientos que has despertado en mí.  Mi hermanito viene un rato a estar conmigo y después se tiene que ir lejos a ver casos sospechosos de Covid-19, y es asmático.  No vas nada feliz ni con actitud de héroe, aunque yo insista en decirte que los sos, vos no te lo creés, pero vas sin titubear, sabiendo muy bien a qué.  No existe en vos aire de grandeza, sólo responsabilidad, un poco ¨agüevada¨, pero responsabilidad.  ¿Será que los mejores actos al final se hacen así, sin sentirse grande, sin llamado de ángeles, simplemente haciendo lo que uno sabe que es lo correcto sin dudar?  ¿Será que al fin y al cabo lo más meritorio que existe aquí es encontrar la satisfacción en dar consuelo al otro por medio de lo uno tenga para dar?  Yo sigo insistiendo en que para mí sos un héroe, qué me importa lo que digan los demás, incluso lo que vos digás.  Hace mucho de por s