No trate de cambiar a nadie

 Una primera responsabilidad tiene su hermano, madre, padre, pareja, hijo o amigo y tienen los míos: velar por los deseos genuinos de su alma, después vendrá lo demás.

 Y mi responsabilidad y la suya al respecto es una: respetarlo, porque el amor propio es el mejor combustible de cualquier relación.

 Cuanta elegancia, sanidad y liberación en el acto de no usar ningún tipo de poder o manipulación para tratar de cambiar a los demás a nuestro gusto.

 A veces pensamos que para hacer el bien hay que entrar en una vida y cambiarla, aunque sea a la fuerza, donde en realidad el mundo está tan cargado de juicio ya, que el mayor impacto se logra respetando lo que hay, y partiendo de ahí para lo que sea.

 De todas maneras en el fondo de los comportamientos problemáticos existe por lo general una cantidad inimaginable de autocrítica y culpa. ¡Qué caso tiene un juicio más del exterior!

 Nuestro derecho es establecer límites firmes y que los mismos sean acatados, pero pretender cambiar a alguien es un círculo destructivo que deteriora la relación y autoestima de los involucrados.

 Por poner un ejemplo un poco extremo pero que sucede, las buenas personas tienden a tratar de negociar el bien con sociópatas y terroristas, mejor sería entender que lo anterior es imposible y tomar distancia.

 A veces aprendemos la lección a punta de dolor, a veces no, lo importante es entender que una vida plena es posible pero empieza respetando y exigiendo respeto.

Con amor,
Carolina.