Lo mejor y lo peor de vivir en Costa Rica

 El primero de julio leí un reportaje en La Nación en el que le preguntaron a Ji Jian, uno de los chinos que trabajan en la ampliación de la ruta a Limón, lo mejor y lo peor de vivir en Costa Rica, él respondío:

 Lo peor: ¨Costarricenses trabajar poco más lento¨, ¿y quién se atreverá a contradecirlo? Yo no.

 Lo mejor: ¨Cielo muy claro¨, dijo Jian, y me cambió la actitud.

 Recordé el gris cielo y aire de la China, ¡cómo no le va ha encantar el nuestro!

 Recordé que algunos de sus habitantes me decían que era contaminación de las fábricas, otros que una tormenta de polvo, por lo que mi pregunta cambió: ¿Hacen estudios para determinar la causa?

 Al fin las respuestas mas o menos coincidieron en que tal vez, pero igual la población no se daría cuenta porque los medios de comunicación son propiedad del gobierno y no divulgan nada que los afecte.

Beijing, China. Foto Carolina Ureña.

 No culpo a los chinos de no adaptarse al ritmo de trabajo de nosotros los ticos, y si queremos ser una nación más competitiva, por ese lado tendremos lecciones que aprender.

 Pero eso no cambia un sentimiento, que entre más conozco y vivo, más se fortalece en mí: Yo vivo en una de las naciones más bendecidas del planeta.

 A veces nosotros mismos no nos damos cuenta, y tal vez por eso no hacemos consciencia de la responsabilidad que tenemos como ciudadanos costarricenses.

 Costa Rica es una verdadera joya, bendecida como pocas en naturaleza, clima, democracia e historia.

 Hoy más que nunca urge que valoremos el límpido azul de nuestro cielo, para poder seguir cantando: ¡Vivan siempre el trabajo y la paz!

Con amor,
Carolina.

Volcán Poás, Costa Rica. Foto: Carolina Ureña.