Como dice Sabina, esta boca es mía, y este teclado también, así que tengo derecho a quejarme de un sistema poco eficiente que parece castigar a quien se esfuerza por producir para premiar a quien no, pero vota a cambio de un bono.
A ratos creo que las diferentes instituciones públicas que recolectan mis impuestos están prestos al mínimo descuido para equivocarse, por supuesto que nunca a mi favor.
Pero para incluso corregir el error o recibir cualquier servicio, ocupo realizar numerosos trámites y papeleos.
Si me pongo a pensar en que dicho sistema se encarga de recolectar suficiente para que queden $39 millones de dolarillos por ahí para prestárselos a Juan Carlos Bolaños, a cambio de saber qué tajada para los jefes, bueno, ni hablar😤.
Yo amo a mi país y a su idiosincracia, y a mi parecer no existe en el tico una tendencia generalizada a la corrupción.
Sí creo firmemente en que la madre de muchos de nuestros males es el miedo a ¨caer mal¨ y la desinformación, porque nos convierte en ciudadanos permisivos al desorden y a la corrupción.
Debemos despertar al hecho de que el gobierno no siembra árboles de dinero, si no que se financia de nuestro trabajo directa o indirectamente.
No sólo de ¨las grandes empresas¨, si no que de todos, porque a la larga de esa gran empresa puede provenir su salario, y si se va del país por incompetente, con ella partirá su pago también.
Así que desde su trinchera vigile a las municipalidades, ministerios, a la Caja Costarricense de Seguro Social, póngase la camiseta de ciudadano y no muestre miedo de hacer y exigir lo correcto, siempre con el debido respeto por supuesto.
Si un funcionario público le niega información oportuna, lo trata irrespetuosamente, o es ineficiente, recuérdele con amabilidad y de frente que como tico usted es su cliente.
Le sorprenderá ver el cambio en ellos cuando usted les demuestre que conoce su derecho a ser tratado con dignidad y a recibir un servicio competitivo, y si no es así, denúncielo con su supervisor o encargado de departamento.
No quiero ser dramática pero sí realista y la ilegitimidad nunca le cayó de golpe a ningún gobierno, es un mal que se van enraizando silenciosa y lentamente, como un cáncer.
Y al igual que el cáncer, si no se ataca, cuando los síntomas ya son muy evidentes, cuesta demasiado retroceder, Venezuela es sólo un ejemplo más en la historia.
Recuerde que no es que ¨alguito¨ podemos hacer como ciudadanos, es que somos los únicos con el verdadero poder de decidir y vigilar.
No lo hará ningún ¨gobierno del cambio¨ y para muestra el botón actual, lo digo con tristeza pero es la realidad.
Con sinceridad,
Carolina.
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