A veces veo en los medios y en las redes sociales, que el mundo está impregnado de moral y heroísmo, campañas de concientización de todo tipo, rescate animal, protección al ambiente y al espacio astral.
Y yo me siento un ser humano horrible, porque la verdad es que en su gran mayoría las ignoro.
Pero después vienen episodios como el de la ambulancia atrás, a la que no sólo soy la única en darle campo, si no que después de orillarme, nadie me da espacio para reintegrarme al tráfico, y se me pasa, como a la rana.
¿Cómo es posible que en esos momentos nunca están presentes las personas que diario le dan ¨like¨ y compartir a cuanta campaña de bien social y animal se les pone al frente? Ellos por supuesto que se orillarían también.
¿Dónde están todos ellos, cuando el que viene en la ambulancia, más los necesita? ¿Dónde? ¿En una marcha contra la conducción temeraria?
No chiquillos, devuélvanse, la sociedad los necesita camuflados de persona común y corriente, con real sentido de responsabilidad, que simplemente sabe lo que le toca hacer como ciudadano y lo hace sin aspavientos, y sin publicarlo.
¨Lo importante es hacer lo ordinario con un amor extraordinario¨. Madre Teresa de Calcuta.
Foto: Carolina Ureña. Parque Central, San José Costa Rica.
Y no me vaya a mal interpretar, yo espero que las buenas iniciativas, públicas, masivas y sinceras, sean más y más cada día.
Pero pienso que es vital que la caridad y el heroísmo vayan más allá de ser algo ¨súper cool¨, ¨qué tan chiva¨ y sean una realidad en lo íntimo de las decisiones simples del día a día, esas son el verdadero combustible de una sociedad.
Además estoy convencida de que que nada trae más libertad y plenitud a una persona, que el ser totalmente honesto consigo mismo y su entorno.
El despertar tecnológico de los últimos tiempos es una herramienta maravillosa, en tanto y cuanto no nos haga perder contacto con la realidad.
Sinceramente,
Carolina.
Hoy en día las personas luchan por causas solamente para figurar, pero me gustaría saber si el mismo que alimenta un perro de la calle, es capaz de compartir sus alimentos con aquel hambriento que toque su puerta, es increíble pero pasa... Por supuesto amo los animales, pero si usted es capaz de compartir lo que tiene con un perro, como le duele sacar un plato de arroz de su casa para un ser humano.
ResponderEliminarAveces nos dedicamos a señalar y juzgar, dudamos si esa moneda que regalamos será para droga o alimento, pero si a usted le nace donar, hágalo, quizás ese día esa persona decidió cambiar su destino y usted formo parte de ello.
La energía positiva se irradia y es contagiosa.
Me encanta su comentario Pablo. Yo tengo mascotas y como usted amo los animales. Pero igual pienso que la dignidad humana debe estar por encima de todo, y lamentablemente es una tendencia el dejar de verlo así.
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