La victoria me alcanzó

A propósito de Pascua y Buenas Noticias, desde el fondo de mi corazón:

La victoria me alcanzó
 Me parece estar soñando, pero hoy en la quietud de mi casa me doy cuenta de que el triunfo tocó a mi puerta y le abrí.

 Me siento el ser más exitoso porque me conquisté a mí misma, y deduje que cualquier otra conquista será fácil después de ésta.

 Tengo el triunfo de la paz, tan anhelada por muchos, que sin conocerse no han descifrado que en el fondo sólo eso es lo que quieren.

 Hoy de nuevo me despertó un astro, perfectamente posicionado para cumplir su función de darme luz y calor.

 Abro los ojos y recuerdo que estoy en un lugar mágico, al que llamo hogar, el cual vestí de amor, paz y orden.

 Aun así el espacio más lujoso sigue siendo mi castillo interno, donde me encuentro cada vez que quiero, con el más amoroso y poderoso Padre.

 Hay espacios de luz en mi día, en los que siento que Dios me absorbe y me hago una y eterna con él.

 Cerquita mío tengo una familia que es amiga y amigos que son familia, que no me canso de conquistar, porque me aceptan como soy y han soportado a mi lado los más fuertes inviernos y veranos.

 Los ojos honrados de mis sobrinos, me hablan de sueños felices y sin fin en los que los veré crecer y yo lucharé para que no pierdan lo que hoy tienen.

 Con frecuencia me siento invencible, sobre todo cuando logro que la lucha me limpie sin desgaste.

 Si tengo la capacidad para entender que un objetivo siempre es superable por otro, resulta irrefutable que esperar a alcanzarlos para ser feliz, será un brío eterno y estéril.

 Hoy sé que no dependo de la distancia entre mis metas y yo, esa distancia depende de mí.

 Tengo mi vida soñada hoy, la cual no ligo a estereotipos, pero construyo a cada momento.

 Tengo lo que tengo a cada instante, y me encanta la mayoría del tiempo.

 La victoria me alcanzó con la esperanza sin fin de superarme cada día.

 Y puede que suene trillado, pero no lo digo por pulcro, lo digo por convicción.

 Le doy la cara al viento y al tiempo con la certeza de que en el arte de des-mecanizar lo evidente, está el secreto de la plenitud.

 La espera terminó, hoy toco el cielo, simplemente porque así lo quiero y puedo.

                                 Mi sobrina.    Foto: Gabriela Ureña.

Con sinceridad y alegría,
Carolina.