Le entregué años de mi vida a quien no lo supo valorar ¿Qué tan cierto es?

 Hoy quiero robarle unos minutos de su valioso tiempo, para que cuestione conmigo algún pensamiento que le esté ocasionando sufrimiento, tal vez podamos restarle poder al mismo.

 Eso sí le advierto que necesitará más valentía de la que se imagina, es increíble la fuerza con la que el ego nos ata a nuestras construcciones mentales y posiciones victimizantes.

 Como mencioné en mi post de la semana pasada, Byron Katie es la creadora de este método, ha escrito varios Best Sellers y recorre el mundo dando conferencias enseñando su aplicación. 

 Katie en su página de internet facilita de forma gratuita la hoja lista para imprimir y realizar el ejercicio de manera escrita. Haga clic aquí para trasladarse a la hoja.

 A continuación desarrollaré un ejercicio:

Pensamiento: Le entregué años de mi vida a quien no lo supo valorar.

1. ¿Es verdad? (Sí o no, haga un esfuerzo por decidirse por una de las dos sin ambigüedades. Si no, continúe con la pregunta 3).

Sí.

2. ¿Puede saber que es verdad con absoluta certeza? (Sí o no.)

No.

3. ¿Cómo reacciona, qué sucede, cuando cree ese pensamiento?

 a) ¿ Ese pensamiento trae paz o estrés a su vida? b) ¿Qué imágenes pasadas o futuras ve y qué sensaciones físicas experimenta mientras piensa ese pensamiento y contempla esas imágenes? c)¿Qué adicciones u obsesiones comienzan a aparecer cuando cree ese pensamiento? (¿Busca activamente alguna de las siguientes: alcohol, drogas, tarjetas de crédito, comida, televisión, el ordenador?) e) ¿Cómo trata a otras personas y a usted mismo?

Cuando creo ese pensamiento me siento vieja físicamente, y con el gran peso encima de haber invertido mal tiempo de mi vida que no volverá.

Revivo muchas imágenes en las que elegí a la relación por sobre todas las cosas y siento lástima de mí misma.

Si me dejo invadir por el pensamiento, me auto impongo parámetros poco realistas que me causan frustración.

4. ¿Quién sería sin el pensamiento? ¿Quién o qué es sin ese pensamiento?

Sin ese pensamiento me sentiría más liviana, vería los años pasados como preparación para este momento de mi vida en lugar de un desperdicio.

Vería el amor entregado como semillas sembradas, que aunque no lo pueda ver, darán su fruto.

Invierta el pensamiento en las direcciones señaladas a continuación. Luego, encuentre por lo menos tres ejemplos específicos y genuinos de cómo cada inversión es verdad para su vida en esta situación:

1. Hacia mí mismo: Yo no supe valorar años de mi vida.

Ejemplos:

Recuerdo lapsos específicos en los que descuidé mi propia salud por perseguir un rol que me auto exigí como pareja.

Tengo una memoria determinada de un momento maravilloso, en un lugar y con compañía muy especiales, en el que yo le permití a la preocupación amargarme el rato.

Yo dejé de explorarme artísticamente porque me convencí de que eso ya no era compatible con mi vida.

2. Hacia el otro: Él me entregó años de su vida que no supe valorar.

Ejemplos:

Recuerdo varios momentos concretos en donde él perdió su tiempo esperando a que yo estuviera lista.

Él dedicó una mañana de su vida en ir a cambiar las llantas de mi carro.

Él dedicó varias horas de su vida en ir a la iglesia sólo para complacerme.

3. Al opuesto: Él valoró los años de mi vida que yo le entregué.

Ejemplos:

Él le hablaba a su familia y amigos muy bien de mí.

Él me decía que se sentía orgulloso de mí.

Él cada año celebró las fechas especiales conmigo.

Fin

 Esa es una versión, cada quien, y cada pensamiento tienen la suya.

 La idea no es convencerse de nada, simplemente pedirle a ese pensamiento que nos ronda como un fantasma que salga del anonimato y muestre sus verdaderos límites.

 Paradójicamente cuando enfrentamos con mirada valiente y realista a los monstruos de nuestra mente, descubrimos que eran mucho menos feroces de lo que imaginábamos.

 Les dejo un video en donde Katie realiza el ejercicio con una creencia con la que casi todos nos podemos identificar: Necesito más dinero, ¿qué tan real es?

Con honestidad,

Carolina.