Si de ser sincera se trata, tengo que admitirte Dios, que esto de despreciar todo, con tal de quedarme contigo, proviene más de mi ambición que de algún vestigio de santidad.
Recorrí este mundo, conocí personas de distintos colores, razas y clases sociales. Aún así muy pocas que transmitieran plenitud.
Rodé caminos, alcancé metas. Aún así, siempre quedé con hambre de algo más.
Y si hago recuento de lo que he visto, pareciera como si el rompecabezas se resistiera a completarse.
El que tiene salud, añora trabajo...
El que tiene pareja, añora libertad...
El que tiene dinero, añora amor...
El que tiene todo, añora algo más...
Pero un buen día me topé con quien sin tenerlo todo, disfrutaba de todo.
Porque poseía algo encima de lo que este mundo ofrece, algo con poder real para plenificar su alma.
Y sentí que para descubrirlo había nacido, y creció en mí la esperanza de sentirme realmente completa.
Poco a poco encontré piezas, maestros, y detrás de todos ellos había una solidez resistente a la paradoja, porque de hecho provenía de un misterio dulce, basto y profundo.
Así me topé de frente con una verdad: si deseaba acercarme a ese estado, imposible de fingir, debía tener fe.
Si quería al menos intentar trascender, tenía que creer en vos, sin contradicciones.
¿Si eres un Dios Omnisapiente y me amás, por qué necesito ser yo quien controle mi mundo?
¿Si soy creación tuya, cómo no amarme como la pieza de arte que soy?
¿Si decidiste que mi campo de acción se limite al momento presente, para qué quebrarme la cabeza con el pasado y futuro?
¿Si siendo Dios amás antes de juzgar, por qué no disfrutar yo de hacer lo mismo con todo el que me rodea?
Eras vos esa pieza, que permitió que al fin mi rompecabezas tomara sentido.
Es más, si sólo vos me quedás, ya ni me importan tanto el resto de piezas.
Y me quedo contigo porque no quiero las partes, lo quiero todo.
¿Ambiciosa?, sí, vos me hiciste de esta manera, para que no me cansara de buscar hasta encontrarte.
Porque como dijo Ignacio Larrañaga: ¨Todos somos pozos infinitos que sólo un infinito puede llenar¨.
Con amor sincero,
Carolina.
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