¿Le importó a Jesús ser ¨cool¨?

 Tomado del evangelio de ayer: 

 ¨Maestro bueno, ¿que haré para heredar la vida eterna? ¨Jesús le contestó: ¨Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. 

 Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y madre. Él replicó: ¨Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud.¨ 

 Jesús, mirándolo lo amó y le dijo: ¨Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, luego ven y sígueme¨.

A estas palabras él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico. Marco 10:17-22

 Esas líneas contienen nutridas enseñanzas, como todas en el evangelio, pero una que me impresiona es la despreocupación de Jesús por caer bien, o decir lo que el otro quisiera escuchar.

 Y nunca dejando de amar, como comprueba el relato: ¨...lo amó y le dijo:..¨ exactamente lo que tenía en el corazón y a la vez exactamente lo que el personaje no quería escuchar.

¿Paradójico? 

 No, Jesús no tuvo miedo a incomodar, y eso, aunque nos cueste entenderlo, es amor del bueno, hacia nosotros mismos y hacia los demás, porque no se puede dar lo que no se tiene. 

 Es trascendental interiorizar en que amar es distinto a caer en complacencias y por ende, ser amado no es lo mismo que ser siempre complacido. 

 ¿Qué hubiese pasado si Jesús por ser "cool" le hubiese dicho al hombre: "estás muy bien, vas directo al cielo"?

 Faltarían en el evangelio las líneas que han inspirado a través de los siglos a millares de personas a esparcir su mensaje de amor sin escatimar en renuncias. 

 Más aún, la perfectamente asertiva personalidad de Jesús, formada con cada episodio del evangelio, tendría una pieza sin encajar.

 Jesús fue asertivo porque amó, toleró, pero además tuvo el valor para defender su esencia, aún cuando resultara incómodo, incluso desagradable, para quienes estaban a su alrededor: "A estas palabras él frunció el ceño..." 

 La Psicóloga clínica Cindy Patiño lo explica en las siguientes líneas: 

 "Muchas veces optamos por ser complacientes por miedo al rechazo y eso va poco a poco deteriorando nuestro amor propio y mutilando nuestras convicciones." 

 Así que pidamos juntos: Jesús ayúdame a amarme y amar, aún cuando eso implique caer mal, y por favor que lo último no me importe. Amén y amén.

 Con todo el amor, 

 Carolina.

                                                        Frase de Walter Riso.