Bienvenido a sentir mi amor

Por dónde empiezo...

Un par de ojos brillantes, vestidos de alegría, favores que no pedí, y aun así recibí, esencia que no se esconde, carcajadas no planeadas, la inteligencia humilde del agradecimiento por todo y por nada.

 Claro que me encantás, claro que te creo cuando me lo decís a mí, claro que entiendo cuando del todo no podés armar el rompecabezas.

 Lo que pasa es que esta vez no te topaste una muñeca, aunque a veces y cuando quiera lo pueda ser, por dentro soy de hierro, porque la vida me hizo fuerte para defender lo que soy y lo que amo, para identificar lo que quiero y luchar por ello.

 Y te abrazaré con fuerza para que me leas, pero nunca cerraré la puerta por la que entraste.

 Y escogeré confiar... dudar mientras se pudo creer fue un desperdicio que mató muchas magias; pero lo podré hacer hasta donde vos me lo permitás, porque la prudencia nunca fue ilusa.

 No hay siempre sin ahora, sólo un ahora que se alarga hasta donde Dios quiera.

 Por eso abrazaré con eterna convicción tu presencia pero también tu ausencia, la que vos prefirás, porque la vida me enseñó que el amor es libertad.

 Así es que no hay nada que temer, ni tiempo para temer, sólo un presente en el que nunca dejamos de aprender, y ese es el perfecto plan de Dios.

 Y si fuese necesario hablar de futuro, ¿cuál puede ser mejor que el que se construye desde aquí? Ninguno.

 Resumiendo mi amor, bienvenido a sentir...

Carolina Ureña.