Es inmensa la cantidad de ¨enseñanzas¨ que se nos ofrecen hoy en día, pero pocas, muy pocas las que tienen el poder de realmente cambiarnos la vida.
De ahí mi admiración por el sacerdote franciscano y autor de incontables libros, Richard Rohr, quien con su noción de MENTE DUALISTA cambió para bien mi percepción de la realidad.
Con mente dualista el autor se refiere a la tendencia humana de clasificar todo lo que existe en dos grupos: lo que me apoya y lo que está en mi contra.
Según Rohar dicha ¨tradición¨ humana se refleja en miles de direcciones, dando pie a las divisiones más trágicas y violentas. Un ejemplo claro es el grupo ISIS, que rígidamente agrupa a la variada raza humana en dos únicas categorías: fieles e infieles.
Pero yo hoy quisiera ahondar en una repercusión tan bien amalgamada en el comportamiento humano que ni distinguimos, a pesar de que nos proporciona innumerables sufrimientos.
La mente dualista nos hace pensar que todos los hechos que no apoyen nuestra verdad, son una amenaza a la misma. Lo cual no es veraz en absoluto, realidades distintas, incluso opuestas, coexisten perfectamente en nuestro mundo.
Intentaré clarificar lo anterior con un ejemplo:
Supongamos que Zutano mintió sobre mí causándome daño, lo cuál pude comprobar y es un hecho consumado.
Al tiempo otra persona llega a hablarme sobre una maravillosa obra de bien social que hizo Zutano, y de como la misma ayudó a otras personas.
Si me dejo llevar por la mente dualista, trataré de encasillar esa historia en una de dos: como amiga o enemiga de mi verdad.
Evidentemente por ir en un sentido contrario, etiquetaré el relato como enemigo de mi autenticidad, me causará repulsión e incluso intentaré desarticularlo.
Por otro lado, si soy un ser libre del peso y desgaste de la mente dualista, escucharé la narración sin vincularla con mi verdad, por lo que ella no se verá amenazada.
Tendré la calma para distinguir que el daño que me causó Zutano es parte de mi verdad, y coexiste perfectamente con el posible hecho de que el sujeto tenga momentos de mucha bondad para con otros.
Lo que incluso me dará la paz necesaria para perdonar, entendiendo que eso no significa olvidar o deslegitimar mi verdad, la cuál tengo derecho a poseer.
¨Es conciencia (lo opuesto a juicio), la cuál no funciona como los pensamientos. Se rehusa a ser empujada por los tirones mentales que la vida ofrece. Es Dios en nosotros, es nuestro verdadero ser.¨ Fragmento del libro Diamante Inmortal, de Richard Rohr.
Siendo simplista yo diría que la mente de Dios no es dualista, y esa es la razón por la que aún no me lanza un rayo por mis errores, en lugar de eso Él me sigue amando y protegiendo.
Así que el propósito sigue siendo el mismo, ser de su imagen y semejanza.
Con amor,
Carolina.
Oscuridad y luz, ciudad y naturaleza, todo coexiste.
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