¿Me presta un ratito su corazón?

 Un día como hoy, con el afán de captar lectores, podría analizar como va el partido de la Selección de Costa Rica contra Trinidad y Tobago, o tocar algún tema de actualidad, pero quienes me conocen saben que al menos para este blog, simplemente no puedo seguir tendencias.

 Aquí yo decidí que abriría mi corazón y lidiaría con las consecuencias.

 Y me atreví a apostar por un vínculo con un público al que no se le puede mentir, porque instintivamente lo notan.

 De esas personas que aprecian más lo auténtico, que lo políticamente correcto.

 Y es que me encanta pensar que detrás de cada post está usted, más que codificando, sintiendo.

 Puede que estas lineas no tengan mucha ciencia pero descobijan a un alma llena de defectos y virtudes, como la suya, y mi motivación es que por eso que tenemos en común, logremos una conexión.

 Yo la siento cada vez que me dispongo a escribir, porque sé que no tengo que echar mano a estadísticas o datos externos; incluso cuando hablo de otros autores lo hago sólo si ellos han logrado cautivarme.

 Por eso hoy, todavía un poco más dispersa que de costumbre, decidí escribir sólo para bendecirlo y agradecerle a usted.

 Porque si esta es la veinteava o tercera vez que abre unos de mis post, creo que ya sabía que no encontraría un derroche intelectual o informativo, si no que simplemente desnudaría a un corazón, a veces vibrante, otras cansado o triste, pero más allá de todo eso pleno por la bondad de Dios.

 Y hoy incluso más gracias a usted que me ha dado el regalo invaluable de su atención y bondad.

 Con inmenso amor,
 Carolina.

Foto: Mauricio Mora.