Ya dejémonos de cursilerías mi amor

 Bueno mi cielo, voy a ser clara y directa porque me encanta.

 No son cursilerías las que me hacen sentir lo que siento, qué va, ya estoy muy grande para eso, son milagros diarios y te daré algunos ejemplos:

 La luz del poste de la calle iluminándote la cara y yo como si viera una obra de arte.

 Tu actitud constantemente cariñosa, aun a través de los malos entendidos.

 El comentario que me hace estallar de la risa.

 Tu piel erizadita después de una caricia.

 Las ideas cómplices de mis deseos.

 El oído presto a mis más ínfimos sentimientos y pensamientos.

 El detalle justo a la medida de mi vida.

 El primer mensaje cada mañana, el último cada noche.

 Tu anhelo de estar juntos, espejo del mío.

 La coincidencia de sentir que sentís, lo que siento.

 Tu voz sonándome como la mejor canción del mundo cuando simplemente me decís: ¨mi amor¨.

 El abrazo que detiene el tiempo.

 ¡Carajo! Si fuera de explicarlos no podría, por eso decidí sólo agradecerlos y cuidarlos como lo que son, milagros.

Con amor enorme,
Carolina.

Foto: Mauricio Mora