Madre, ámate como me amas, cuidate como me cuidas

Mamita,
 Tantos días de la madre y cada uno te valoro más, mantengo aburrido a Dios de tanto agradecerle por vos.

 Ya te regalé dibujos, flores, perfumes, canciones y bailes, pero lo que te quiero dar hoy, ya no está a mi alcance.

 Porque yo que te amo sin fin, y quisiera verte con la fuerza de los inmortales, te sorprendo a veces desgastada de tanto ser madre.

 No tenés idea de como eso me destroza el corazón.

 Sé que te he desvelado y causado trabajos incontables, pero ¿cómo agradecer justamente lo que se ha hecho con tanto cariño y disposición?

 Yo no tengo cómo.

 Sólo sé que quiero que te ames, tanto como me amas, quiero que te cuides, tanto como me cuidas.

 Quiero que luches por ser feliz, tanto como ya lo hiciste por mí.

 Quiero liberarte, para que te conquistes a vos misma.

 Quiero al menos darte el tiempo que pensabas invertir en mí.

 Úsalo para descubrir cuánto Dios te ama y cuántas formas de hacerte feliz te tiene reservadas.

 Deseo verte volar, ser mujer, esposa, arte, vida, paisaje.

 Hay un mundo enorme al que renunciaste por mí y aspiro a que recuperes.

 Ni vayas a pensar que te apetezco lejos, porque de mí, nunca te vas a deshacer, es imposible.

 Pero ahora pretendo ser tu amiga también, y que vivamos juntas la aventura de un atardecer en la playa.

 Sólo vive mamita, y ya con eso me harás el ser más feliz.

 Añoro que el viento te sorprenda con nuevos rumbos, que te inunde la vida.

 Yo sé que sería imposible pedirte que dejes de ser madre, y no lo haré.

 Las dos sabemos que al fin y al cabo pocas cosas son tan lindas como este amor incondicional, que nació en tu vientre y llegará hasta el cielo.

 Pero es hora de que te disfrutes, tanto como yo lo he hecho.

 Es hora de que tomes tiempo para verte al espejo y percatarte de la belleza inmensurable con la que día a día nos has adornado.

 Más que nuestra, es tuya, admírala, disfrutala sin fin, mi musa eterna.

 Con eterno amor, Carolina.