Miedo rastrero

 Sólo una cosa peor que el miedo he experimentado, y es el miedo a tener miedo. 

 ¡Cuántas formas tiene este padre de todos los males, para enraizarse engañosamente! 

 Se aprovecha hasta de nuestro desprecio a él para colarse por la puerta. 

 Y ni pensar en establecer una estrategia inteligente contra él, porque no hay ser más miedoso que la inteligencia, la cual no puede ignorar los riesgos constantes de un mundo en donde no existen certezas. 

 En otro tipo de guerra habrán otras tácticas pero contra el miedo una: poner a las balas el pecho con fe, coraje y presente. 

 Con fe porque es el don que nos permite percibir los milagros diarios con los que Dios nos alimenta y protege a cada segundo. 

 Con coraje porque incluso Jesús, quien fue Dios y hombre, lo necesitó para sobreponerse al paralizante temor. 

 Y con presente, porque el pasado y el futuro son espejismos crueles que nos permiten asustarnos sobre lo que sucedió o sucederá, sin la real capacidad de hacer nada al respecto. 

 Bendita batalla ésta contra el miedo, me atrevo a decir que quien la sabe enfrentar es el más feliz, así le falte o le sobre el resto.

El que con fe, coraje y presente vence al miedo, es un héroe silencioso que desteje la trampa que ata y amarga a la humanidad.

Con amor,

Carolina